Albergues Llenos



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MEXICO...
Me llamo como quieras, pero los importante es que estoy aquí por necesidad",  dice un hombre de alrededor de 60 años alojado en el albergue de la Plaza del Estudiante, uno de los centros de ayuda que instaló el gobierno capitalino para auxiliar a personas que viven en la calle: indigentes, niños que duermen en las aceras y personas de la tercera edad afectadas por la falta de vivienda en el Distrito Federal mexicano.
Ese centro de asistencia e integración social, cercano a la subdelegación Tepito-Guerrero, en la delegación Cuauhtémoc, funciona en un edificio antiguo desde el 5 de diciembre de 1995. Cuenta con 350 lugares para pernoctar, y se planea ampliarlo para dar lugar a 70 personas más. Hoy trabajan allí alrededor de 20 personas, y se recibe apoyo del Gobierno del Distrito Federal, pero también donaciones de la gente, principalmente ropa y medicinas.
En ese sitio la gente sólo puede quedarse a dormir, no está autorizada a permanecer todo el día, y debe respetar el reglamento, que incluye no llegar al lugar bajo los efectos de drogas o alcohol. Siempre hay una fila de indigentes o personas en situación de riesgo que quieren entrar a lavarse con agua caliente y jabón, cenar y dormir, los servicios que brinda el lugar. Y esa fila es "muy larga", asegura  Ramsés, un voluntario del albergue que prefirió revelar sólo su nombre de pila.
El entrevistado comentó también que, en la mayoría de los casos, los indigentes "llegan en estado de ebriedad, pero finalmente no entran y siempre están reclamando. Terminan pernoctando en la calle", dijo. Señaló además que los días con mayor asistencia, "la gente duerme en el suelo, ante la falta de camas". Para Ramsés, esta situación es "muy triste, porque revela que no son óptimas las condiciones del albergue". El voluntario criticó la comida del lugar, a la que calificó de "insalubre", y explicó que "no hay atención médica especializada" para la gente que acude. "Los que atienden son burócratas del gobierno capitalino", apuntó. "Y para colmo no hay seguridad", añadió. Sólo dos policías cuidan el lugar.
Ramsés opinó que se debería brindar servicios psicológicos a los indigentes y niños de la calle. "Vi que de cada diez indigentes, por lo menos cinco estaban mal psicológicamente -clarificó-. Algunas veces se pelean, se quitan las sillas, la comida... Es una situación complicada".
"La primera vez que estuve en el albergue -remarcó-, me sentí como si estuviera en el Fray San Bernardino (un hospital psiquiátrico mexicano)". Y a Ramsés no la falta razón: sólo hay una enfermera para atender a quienes lleguen al albergue, los baños están muy sucios y es difícil echar un vistazo dentro del lugar, porque el personal es muy reticente. El albergue de la Plaza del Estudiante es distinto al resto de los instalados por el gobierno del DF: sólo tiene sobrecupo del 40% y está ubicado en una zona de riesgo, Tepito, una de las más conflictivas de la capital mexicana, llena de vendedores ambulantes.
En esa zona si la gente no es recibida en el albergue, se queda en la calle, se cubre con periódicos, se emborracha o se droga, prende fogatas y quema llantas para menguar el frío, pese a que hacer fuego de ese modo está prohibido por ser altamente contaminante. Cada uno de los 500 indigentes que han ido al albergue tiene una historia densa para contar. Algunos vienen de otras entidades y aseguran llevar años viviendo en la calle. Hablan de experiencias de su pasado, pero rara vez dicen nada de su familia. Muchos relatan historias incoherentes mientras comen la cena: salchichas guisadas, frijoles y café.